sábado, 24 de abril de 2021

PRESENTACIÓN DEL CONJUNTO DE LA OBRA

 



 

Por el momento dispongo del siguiente catálogo de obras:

-Novela negra: “El misterioso candor de los trenes”, “El irresoluble dilema de Augusto Negroponte”. Esta última puede catalogarse igualmente como novela filosófica. Y la opera prima: “La hora de Leviatán”, una novela sobre mafias, escándalos financieros y tráfico de influencias.

-La serie “Crónicas de Sajará”, de la que están terminados los dos primeros volúmenes: “La acrópolis de los pantanos” y “Días de paredón y pan negro”. El tercer volumen, cuyo título no está decidido aún, se halla en proceso de construcción.

-Una colección de relatos cortos entre los que figuran “El vuelo de las ocas salvajes” que obtuvo el premio “Fernández Lema” de Luarca en el año 2003, publicado por la editorial Trabe, y “La hora de Leviatán”, posteriormente continuado como novela, que fue finalista del premio de relato corto de la UNED y editado por la misma.

-Finalmente una novela corta, titulada “Estás aquí, conmigo”.

 

SINOPSIS DE «EL MISTERIOSO CANDOR DE LOS TRENES”

   En una suntuosa mansión colgada de un acantilado, sobre el mar Mediterráneo, aparecen dos cadáveres. Son marido y mujer. Están sentados ante una mesa espléndida, con mantel y servilletas de un blanco impecable, sin que falten los candelabros, los más delicados manjares, vinos y champán. Se habían vestido de punta en blanco para lo que tenía todo el aspecto de una cena romántica. Sin embargo, se habían envenenado el uno al otro. ¿Por qué no de común acuerdo o mediante la intervención de un tercero? Pues porque en ambos casos lo más lógico habría sido utilizar un solo veneno para los dos. Y allí se habían utilizado dos tósigos distintos y dificilísimos de obtener, tanto el uno como el otro. Pero ello planteaba una dificultad: la coincidencia temporal en el paso al acto. ¿Cómo, sin previo acuerdo, se les ocurrió a los dos hacer lo mismo, en el mismo momento? Al inspector Páramo sólo se le ocurría una pista: la noche anterior se había producido el fenómeno conocido como luna roja.

   Interviene un flashback y un cambio de espacio radical. Nos trasladamos a Buenos Aires donde un joven detective da sus primeros pasos en la investigación criminal bajo la tutela del inspector Esteban Mendoza, el cual, por primera vez en su vida, se halla en un callejón sin salida pues, con toda su ciencia y experiencia, no es capaz de echar el guante a un asesino en serie que suele actuar en los alrededores de la Estación de Retiro. Este asesino parece pasar por debajo de todos los radares. Y hay otra cosa que desconcierta particularmente a Mendoza. Las víctimas son atrozmente mutiladas en lugares donde mucha gente debía haber escuchado sus gritos y no fue así.

   Paralelamente, se desarrolla otra acción. Una abuela de la Plaza de Mayo investiga todavía sobre el paradero de sus hijos, los padres de Donato, el nieto que la policía de la dictadura le permitió conservar. La compañera de Donato se obsesiona porque cree conocer la identidad del asesino de Retiro. Según ella, es su vecino de arriba, Mario Aventino.

   Todo va a concluir en la lujosa mansión del principio, habitada ahora por otra pareja.

 

 

 

SINOPSIS DE «ESTÁS AQUÍ, CONMIGO»

 

 

   Un escritor, estudioso de la literatura del siglo XVIII, aparece muerto en su despacho. Es la empleada de la limpieza quien descubre el cadáver. El inspector Néstor Páramo se hace cargo del caso y acude al lugar de los hechos. Tras examinar la escena del crimen, porque crimen es, concluye, de conformidad con el equipo forense que lleva trabajando una hora, que todo apunta a un suicidio, aunque ello no es óbice, por supuesto, para que el proceso de investigación continúe como es de rigor.

   A través del inspector, vamos a descubrir las características más visibles de los dos personajes principales. En efecto, un primer vistazo al cadáver muestra una marcada deformidad física. Era un tullido. Seguidamente le presentan a una joven dotada de una extraordinaria belleza. Para su gran sorpresa, descubre que se trata de la mujer de la limpieza, de origen ruso, aunque lleva mucho tiempo viviendo en España.

   El drama ha ocurrido en un vetusto caserón propiedad del finado, situado en una pequeña ciudad de provincias denominada Sajará, enclavada no lejos del Mediterráneo. En esa mansión de otro tiempo contrastan dos espacios: uno de sombra y otro de luz; los cuales, a lo largo de la narración, se irán cargando de valor simbólico.

   El tiempo de la historia va a sufrir, en el discurso, una alteración. En efecto, va a producirse una vuelta atrás, o flashback, por lo que, tras lo que ya se ha referido, que es en esencia el primer capítulo, vemos que el muerto está vivo y nos refiere su biografía; la cual ocupará los capítulos segundo, tercero y cuarto. En ellos se evocarán asuntos antiguos y también los más recientes, los más cercanos y conectados con su muerte violenta. Tales acontecimientos nos revelarán que su principal problema no se cifraba, como era de esperar, en su deformidad física. Sino que se trataba de otra cosa: era portador de un mal de ojo fulminante, inmediato e irreparable. Pero claro, para un hombre culto, un estudioso, un especialista justamente de la Ilustración, ello era muy difícil de admitir. Y sin embargo los hechos estaban ahí, conformando una realidad contundente. Su mente se va a convertir en un oxímoron puro, rozando la paranoia.

   Ahora bien, hasta ahí el problema era eminentemente intelectual. La cosa cambia cuando inopinadamente esta joven rusa se presenta en su casa para sustituir a su vieja ama de llaves, víctima de una pulmonía. No puede dejar que ella lo vea, pues teme que su rechazo, provocado por la inevitable repugnancia suscitada por su físico, le haga, lo quiera él o no, daño. Lo cual constituiría, de inmediato, una sentencia de muerte para ella. La única manera de protegerla es impidiendo, a toda costa, cualquier contacto visual. Y en ese sentido, la acción se complica.

   El último capítulo representa un regreso al tiempo inicial, al del inspector Páramo, que no puede evitar albergar ciertas sospechas hacia Lizavetta, la joven y bella rusa. Sin embargo, irrumpe un notario en la historia y resuelve la situación. Pero el verdadero desenlace no está ahí, sino unas líneas más abajo, en el puro final.

   El punto de vista de la narración es alternativo y se manifiesta mediante el estilo indirecto libre. Entramos en el relato con el inspector Páramo, seguimos con el del tullido y terminamos con el de Lizavetta. Se privilegia el mostrar al contar. El diálogo, esencial en el presupuesto de la obra, suele tomar a su cargo la función de contar, cuando ésta es necesaria. A veces, en ciertos pasajes bien precisos, este diálogo se reduce a monosílabos, lo que va preparando el terreno para la escena final.

   Se trata de un final abierto, hasta cierto punto. La inercia y la mecánica del relato tienden a condicionar fuertemente la respuesta del lector ante una pregunta que no puede soslayar. Aunque éste es libre, a fin de cuentas, de su reacción. Lo que no puede hacer es parar el mecanismo de la obra en la última línea. Lo quiera o no, su mente se verá obligada a la deconstrucción. Con lo que, a partir de ese momento, el protagonismo será suyo.

   Cuando se retrocede al origen del problema planteado por la complicada personalidad y morfología del personaje principal, se entra en el meollo de la cuestión, que se resuelve en la novela con una fuerte dimensión de crítica social. Se trata de un estado de cosas, basado en la propiedad de la tierra y en una jerarquía estricta, de casta, así como en un trasfondo ideológico particular, que no acaba de desaparecer en la provincia profunda.

 

SINOPSIS DE “EL IRRESOLUBLE DILEMA DE AUGUSTO NEGROPONTE”

 

«La palabra y el tiempo» es un laberinto literario que, por su tema, puede ser incluido tanto en el género fantástico como en el policíaco y negro. Aunque la policía francesa conoce la identidad del asesino, así como su “modus operandi”, no puede detenerlo por falta de pruebas. Y cuando al cabo lo consigue, gracias a la intervención de un tercero, no perteneciente al cuerpo, el misterio del asesinato no sólo no se resuelve, sino que se hace infinitamente más espeso. Se trata de una novela que, sin perder de vista la vocación de contar, intenta efectuar paralelamente una reflexión sobre el arte de escribir, sobre la estructura, los objetivos y las perspectivas que se abren ante el género, así como respecto a la potestad de la palabra para construir mundos paralelos que se cruzan y se tejen. Todo ello entreverado con la trama y al servicio de ella.

 

 

SINOPSIS DE «CRÓNICAS DE SAJARÁ»:

 

Si tuviera que sugerir el ambiente de toda la serie, diría:   

Sajará es un territorio mítico enclavado en algún lugar de la mente hispánica. Sus alrededores son brumosos, pantanosos. El mar está cerca. La Albufera también. La ciencia geográfica nos lo presenta de manera difusa, como diluido en los vapores de una leve intoxicación etílica. El viajero, a menudo, se pierde en la niebla, para aparecer en el punto de partida, después de una larga caminata, o increíblemente lejos. Y lo que ha dicho, soñado o gritado, tiene repercusiones en otros puntos de la región. Hay lugares que nadie ha hollado, porque constituyen el universo de una única persona, aunque estén poblados por multitudes, pues éstas sólo existen en el interior de una conciencia, y todo aguarda la llegada de aquél para quien han sido dispuestos desde el principio de los tiempos. El hilo de su argumento a veces se teje con el entramado de la de un país que todos conocemos; pero otras, desciende hasta las oscuras y rezumantes criptas dominio del numen, al recinto cerrado de lo fabuloso, donde se contemplan rostros uliginosos. En este ámbito se desarrolla la saga de los Colliure, porque se trata también de la historia de una sangre.

“LA ACRÓPOLIS DE LOS PANTANOS.”

   Constituye el primer volumen de una trilogía cuya fábula presenta el anecdotario familiar de los Colliure. Su punto álgido lo constituye el dramático enfrentamiento entre el cabeza de familia y su hijo primogénito por causa del matrimonio litigioso de este último. La obra se segmenta en tres etapas que pueden ser definidas como falta, expiación e intento de restitución. La historia de esta familia queda enmarcada en la Historia con mayúsculas y tan imbricada con ella que muchos aspectos de la primera son consecuencia directa de la segunda, no sólo de sus acontecimientos, sino también del tegumento y el tinte que ésta imprime en el tejido social, resultando una crítica de la Restauración, de sus instituciones (oligarquía, caciquismo, estamento militar, religioso, sistema endogámico de castas) y del uso que se hizo de ellas (hipocresía generalizada, corrupción y gazmoñería, sin olvidar una explotación abusiva de las masas obreras), de cuyo pozo se extraerán los gérmenes causantes del desastre subsiguiente. En efecto, la novela concluye en las vísperas de la guerra civil, en un momento en que se ve con toda claridad que ésta es inevitable.

   “DÍAS DE PAREDÓN Y PAN NEGRO”.

Cuando el irreparable estío llegó, José Colliure se encontraba en una pequeña localidad vecina, aunque dentro del contorno de Sajará, por lo que el delirio colectivo lo arrastró igualmente en su imparable remolino de pasiones.

En efecto, me refiero al verano dantesco de 1936. En los pueblos se constituyeron los Comités Ejecutivos cuya acción escapaba al control del gobierno y Colliure fue detenido de inmediato pues era considerado de derechas, siendo acusado sin pruebas de hallarse comprometido en la trama civil del Golpe de Estado, que en Valencia todavía no había fracasado. A partir de ahí, se desarrolla la secuencia principal de la primera parte que tiene como momentos álgidos: la noche en que el Comité se reunió para debatir sobre la oportunidad de ejecutar a los prisioneros considerados desafectos, las dos detenciones gubernativas, suscitadas por uno de los miembros de dicho Comité, con los dos correspondientes juicios en los que el fiscal solicitaba la pena de muerte y, por último, los momentos finales de la guerra en que Colliure fue llamado de Sajará para hacerse cargo del orden público en espera de la llegada de las nuevas autoridades.

Concluida su misión, es solicitado también en Riera con idéntico propósito, cosa que acepta únicamente de manera provisional. Ahí arranca el segundo movimiento de la novela, cuyos momentos álgidos serán: primeras provisiones para asegurar la serenidad y el abastecimiento de la población, nombramiento forzoso como alcalde por parte del Ejército y actuación e incidencias en el desempeño del cargo. Aquí es donde la narración da un giro de ciento ochenta grados, ya que, ante la furiosa sed de venganza por parte de los que se consideraban vencedores, Colliure tuvo que asumir la ardua tarea de defender contra viento y marea a sus antiguos acusadores, incluso a aquellos que habían puesto toda la carne en el asador para que él perdiera la vida y consiguió su propósito. Sin embargo, el momento más dramático de esta segunda parte lo constituye el enfrentamiento con el cacique que tuvo lugar en el despacho de la alcaldía. Ello ocurrió porque este último rehusó dar parte de sus tierras en arriendo a los jornaleros de este pueblo que padecía un paro endémico. Tras este encontronazo, el cacique buscó el modo de destituirle y para ello utilizó justamente a la camarilla del pueblo que sólo deseaba derramar la sangre de sus antiguos enemigos. No lo consiguieron, aunque lo intentaron con subterfugios y falsas acusaciones. Sin embargo, Colliure, hastiado ya del régimen y de su corrupción, que había visto desde dentro, les sugirió que “destituido nunca, pero relevado, a la hora que llegara el relevo”. Sus palabras no cayeron en saco roto y al fin vino el relevo. Nueve meses permaneció Colliure en la alcaldía de Riera y durante el resto de su vida se jactó de que en ese pueblo no se mató a nadie, ni durante la guerra, ni después de ella.

Esta acción principal corre paralela a otras secundarias, aunque a veces no menos intensas, que se cruzan y entretejen con ella para ligarse todas en un final que no deja ningún cabo suelto. ¿Quiénes eran los que, durante la guerra, deseaban la muerte de Colliure y por qué tenían tanto poder? ¿Quiénes los que, después de ella, pugnaban por su destitución y cuáles los motivos que los animaban? La novela sigue de cerca también sus pasos y su evolución.

Mientras escribía, noté que por momentos la maquinaria se calentaba demasiado y precisaba de catalizadores. Algunas de estas acciones secundarias desempeñan ese papel, pero también fue necesario en alguna ocasión hacer monologar a Colliure. Sólo monologa la sangre, José y su hermano Joaquín. Como en el anterior volumen monologaba el Regidor, padre de ambos.

El narrador utiliza el estilo indirecto libre y desaparece. Sólo en un par de ocasiones nos hace comprender que también él pertenece a la sangre, por eso y no por otra razón sabe tantas cosas de la historia que cuenta. También porque, desde su infancia, las oyó referir innumerables veces… Desde numerosas fuentes.

Es una fábula que contiene mucha acción, quizá demasiada. Pero nada podía ser evitado. Por eso, en mi opinión, formas más modernas como el monólogo interior, en el que el personaje principal incide una y otra vez en tres o cuatro obsesiones, no eran viables en este caso. 

El último tramo de la novela, donde se liga el postrer cabo que quedaba por ligar (o casi), cuando Colliure llevaba ya varios meses viviendo de nuevo en Sajará, podría catalogarse en cierto modo como una corta novela policíaca, pues resuelve un enigma que nos devuelve una vez más al corazón palpitante de la historia.

Aunque muchas veces resulta difícil, la novela evita una política maniquea y en ello consiste, a mi modo de ver, su mayor originalidad. Sus personajes no están divididos en ángeles y demonios, o si lo están, los primeros no pertenecen a un bando y los segundos al otro, sino que, en cada una de las partes enfrentadas, hay de todo. La impresión que nos queda, al volver a pensar en ella, es que, después de tanto odio, el perdón es posible. Colliure, al final de sus días, acabó abrazando las ideas de sus antiguos adversarios del tiempo de la guerra, también ese cambio de chaqueta, pero no dictado por razones oportunistas, sino a contracorriente, constituye otra originalidad de este relato, mientras que, algunos de ellos, se convertían en propietarios y medraban con el franquismo, que con tanto denuedo habían combatido. Por el contrario, sus viejos amigos de derechas, irritados por sus críticas al nuevo régimen, pretendieron doblegarlo por el hambre, creando un vacío a su alrededor. Pero eso es ya el tema del siguiente volumen.

   Muchos dicen que el público lector está cansado de la guerra civil. Eso no es verdad. Basta con echar un vistazo a las redes sociales para convencerse. Tal argumento se emplea todavía como consecuencia del pacto de silencio a cambio de democracia que se selló durante la transición. En España, no sólo se hablará durante los próximos años de la guerra civil y mucho, sino que ello constituye, hoy en día, una necesidad absoluta para el país. La totalidad de los protagonistas de aquellos hechos ha fallecido, incluso los que tomaron parte en la feroz represión que siguió; continuar callando carece de sentido, la España democrática necesita abordar al fin su historia con serenidad y con verdad. E indudablemente lo hará. De lo que el público lector está cansado es de las medias tintas y de las medias verdades. De ese ejercicio de sinceridad, nadie saldrá vencedor, porque moralmente nadie ganó la guerra. Al final, todos la perdieron. 

 


 

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